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Hay relación entre una mala alimentación y enfermedades de salud mental

Eres lo que comes. Esa es una famosa frase acuñada por el filósofo alemán Ludwig Feuerbach, empleada generalmente para hacer referencia a cómo la alimentación influye de manera directa en la apariencia física. Sin embargo, ¿sabías que lo que comes también guarda relación con tu salud mental?

Cada vez son más las evidencias que demuestran que existe una estrecha relación entre una mala alimentación y el empeoramiento o aparición de enfermedades relacionadas a la salud mental, como la ansiedad y la depresión.


Hoy en día tenemos evidencia suficiente para sugerir intervenciones dietéticas y la realización de actividades físicas como parte del paquete multidisciplinario guiado a la mejora de las condiciones de vida del paciente, destacando también el impacto positivo de estas intervenciones para reducir el riesgo elevado de enfermedades cardiometabólicas, comunes en personas con enfermedades mentales.

Comer de forma inteligente, comidas guiadas a la mejora de nuestra calidad de vida, y cambiar el ‘paradigma alimenticio’ son las claves para iniciar un estilo de vida saludable. Mientras más temprano lo adoptemos, más beneficios obtendremos y aún mejores resultados de forma prolongada, ya que, al avanzar la edad, ciertos nutrientes dejan de ser bien absorbidos, y las necesidades energéticas disminuyen debido al declive de la tasa metabólica basal.

Estudios recientes han demostrado que existe un vínculo entre la dieta mediterránea rica en antioxidantes, destacando el consumo de alimentos con Omega-3, Omega-6 y grasas saludables, como pescados y aceite de oliva, así como alimentos de origen vegetal como nueces, granos enteros, legumbres y, por supuesto, el consumo de frutas y verduras, que tienen efectos favorables sobre la salud mental, incluido el rendimiento cognitivo, el estado de ánimo, estrés, reactividad y la neuroinflamación.

La dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), la cual se encuentra centrada en niveles bajos de sodio y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras como aves y pescados puede tener el doble beneficio vinculada a la protección contra las enfermedades cardiovasculares y ayudar a mejorar el estado de ánimo.

Otra dieta que tiene beneficios relacionados con el retraso del deterioro cognitivo en personas mayores sanas es la dieta MIND, una especie de hibrido de la dieta mediterránea y la dieta DASH que hace énfasis en aquellos alimentos que se consideran saludables para el cerebro, como las verduras y los frutos secos.


¿Y los alimentos que debemos evitar? Existen cuatro grandes ‘no’ que se deben evitar para mantener un buen ánimo y, en sentido general, iniciar un estilo de vida saludable: no alimentos procesados y ricos en grasas saturadas; no consumir sal de manera excesiva; no consumir dulces y bebidas azucaradas; y no consumir alcohol (o bien limitar su consumo. La dieta mediterránea, por ejemplo, permite el vino con moderación: una copa al día en la mujer y dos copas en el hombre).




 
 
 

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